Estimados lectores de elmundo.es,
Me encuentro ahora mismo en Dar es Salaam, Tanzania, con mis nietos, amigos y voluntarios del Instituto, y rodeada de animales variados, dos gatos, dos perros, uno de ellos un cachorrito, varias gallinas con un gallo y un par de pavos con polluelos. Estos momentos compartidos con mi familia y otros seres queridos, sean de la especie que sean, son tal vez, junto con los que paso en Gombe, los más felices de mi vida.
De hecho, estos momentos son muy escasos, quizás por ello también muy valiosos. Esta vez, he pasado por tres meses seguidos de conferencias, entrevistas, reuniones, galas, en hoteles, auditorios, escuelas, museos de historia natural, etc., viviendo con las maletas a cuestas. Ha sido un auténtico maratón por América. Al volver a Inglaterra, me esperaban más conferencias en Oxford y Edimburgo, luego sólo 5 días para ponerme al día hasta mi siguiente viaje a Tanzania vía Bélgica.
El paso por Bélgica, con un importantísimo encuentro en el Parlamento Europeo en Bruselas, tuvo un significado muy especial en relación precisamente con el respeto hacia esos otros seres con los que compartimos este pequeño planeta.
Como tal vez ya sabréis, se presentaron 150.000 firmas (en pesados fajos que también me tocó cargar) de ciudadanos europeos para proteger a los animales y terminar con su utilización en la investigación médica y científica, y para el testeo de productos en ellos.
La imposición de sufrimiento a seres que son capaces de sentir es éticamente problemático, y creo que el increíble cerebro humano debería ponerse a trabajar para encontrar nuevas formas de ensayo y experimentación que no supongan la utilización de la vida de otros seres. Las cosas parecen estar moviéndose en la buena dirección con el descubrimiento cada día de más y más alternativas innovadoras.
También fue magnífica la reunión del Euro Group, una coalición de grupos que defienden los derechos y el bienestar de los animales en todo el territorio de la Unión Europea. Fue estupendo verlos todos juntos, trabajando en los mismos proyectos. Estos dos días quedarán en mi recuerdo para siempre.
Aunque creo que ya lo mencioné en otro escrito, no cabe duda que en vuestro país existe todavía un caso muy triste en la granja de cría de monos en Camarles, destinados a la experimentación.
Es un caso bien conocido e inexplicable desde múltiples puntos de vista. La Fundación Altarriba, que dirige Luis Luque, ha estado luchando por el cierre de la misma, sin que haya habido una resolución favorable para los que realmente importan aquí, los monos.
Recordad: no estamos solos en este planeta. Y los demás seres vivos también sienten y sufren. Tenemos el deber de intentar cambiar la mentalidad de los que todavía lo niegan. Hay que actuar.
Fuente: www.elmundo.es